Presentaciones y ponencias
Comentario de "Una modesta proposición" de Swift
Una modesta proposición
de Jonathan Swift
y cuánto deseamos que la ironía de la ficción de las obras literarias sea un alerta que ponga a las sociedades a salvo de los proyectos de ingeniería social
Lady Madonna,
children at your feet
wonder how you manage to make ends meet.
Who finds the money
when you pay the rent?
Did you think that money was heaven sent?
Lennon / Mc Cartney
1968
Literatura Universal, Centro Regional de Profesores del Este, Maldonado, 2010
Texto "Una modesta Proposición" de Jonathan Swift
Índice
Introducción
La Irlanda donde se formula la proposición
Edad Media, conflictos e intervención
Edad Moderna y luchas religiosas
La política internacional inglesa
Necesarios apuntes sobre el autor
Defoe, autor de Robinson Crusoe, su contemporáneo
Donne, el poeta metafísico
La sátira política en Swift
La proposición y otros ejemplos
Reflexión final
Bibliografía
Introducción
Desde distintas fuentes y contando con los más diversos aportes, la teoría nos anima a afirmar que el texto será completado por el lector. ¿Cuántas veces como lectores podemos malinterpretar un texto pensando encontrar en él algo que no expresa? ¿En cuántas otras ocasiones el mensaje queda oculto y no se manifiesta en forma pública y declarada, haciendo que solamente algunos iniciados sean quienes tomen contacto con el genuino propósito del autor del escrito?
“Un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar” afirma Umberto Eco; y agregamos que esa ayuda solamente podrá llegar desde la particularidad del lector que accede al texto. Esta más que contundente influencia queda patentizada en la expresión de Borges: “toda mi vida modifica el texto que estoy leyendo”.
La experiencia de la lectura de Los viajes de Gulliver de Jonhatan Swift fue, en algún momento de la infancia de quien hoy escribe en la madurez, el deleite de sumergirse en un mundo de aventuras. Puedo recordar la encuadernación de la colección donde los leí en una edición seleccionada de la obra original del autor, la textura del papel, el tamaño y el tipo de la letra. Los textos, acompañados por imágenes conformadas por trazos de colores que hoy continúo asociando con el personaje, narraban las aventuras de un náufrago en tierras donde vivían enanos o gigantes. Alternancias que lo trasformaban, a su vez, en gigante o en enano, que me intrigaron y despertaron mi expectativa para descubrir la forma en que Gulliver lograba zafar de las situaciones.
Con la lectura actual de ese texto y de otros del mismo autor, efectuada en forma más analítica y buceando en el contexto y en la época en que fueron producidos, pasados los años y vividas las experiencias del lector, accedo a ellos desde una perspectiva diferente. Se confirma la modificación de criterios a la que nos refería Borges. Y también que “ningún hombre se baña dos veces en el mismo río” [1] en el sentido de afirmar el cambio permanente en el hombre.
Podemos hoy preguntarnos por las intenciones del autor de “Una modesta proposición” e interesarnos por las repercusiones de sus escritos en su momento de acuerdo a lo que exponen sus biógrafos y sus críticos. Presentarlas es una parte del presente trabajo.
¿Habrá horrorizado la propuesta a sus contemporáneos? ¿Los lectores podrán haberse detenido a considerar los criterios economicistas y productivos de la propuesta? ¿O es que acaso habrán descubierto los códigos ocultos que les permiteron develar intenciones no manifiestas de Swift? Creemos que sí, de otra manera el texto en cuestión no sería obra de referencia en los cursos de Literatura Universal. Pero, muchas incógnitas quedan sin resolver. Así es la ironía, figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice[2]. Es que no siempre se entiende directamente a quien se expresa con ironía. Puede incluso obviarse la intención irónica y tomarse textualmente. De otra manera no podría explicarse cómo la lectura de “Los viajes de Gulliver”, contundente sátira política, alimentó la imaginación de niños de varias generaciones, presentándoles mundos fantásticos donde habitan seres de tamaños desmesurados respecto de lo conocido y que pueden invertirse en sus asimetrías saltando de una isla a otra.
Podemos asegurar que todo texto puede ser leído por cualquiera, al tiempo que afirmar que el autor elaboró su obra seleccionado, eliminando y agregando información de acuerdo a su concepción del público ideal que la leería. Público que poseía ciertas características, un cúmulo de conocimientos, experiencias y vivencias, y una cierta pericia como lector. Por eso será oportuno comenzar el análisis de la época y de la sociedad donde estaban los lectores, inmediatos destinatarios del texto, quienes, según Eco, habrán debido asumir la tarea de completar la estructura de espacios vacíos de la obra.
“Suele decirse que el lector o el espectador completa con su fantasía la imagen que presenta el artista” Vygotski
La Irlanda donde se formula la proposición
El conocimiento de la situación política, económica y social del país para el que se formula la propuesta del control de la población de indigentes es clave para entender el propósito del autor. “El marco confiere el contexto y nos dice cómo leer lo que está sucediendo”, expone Daniel Goleman
Como lo indica el subtítulo, “Una modesta proposición” está fechada en Dublín, Irlanda, en el año 1729. A esa fecha la isla y sus pobladores llevaban seiscientos años de dominio inglés iniciado por el monarca Enrique II, hijo primogénito de Godofredo V de Anjou y de su esposa Matilde de Inglaterra, el primer rey de la dinastía Plantagenet [3].
Edad Media, conflictos e intervención
En plena Edad Media el control político de la isla de debatía en las luchas entre los reyes celtas, enfrentados a los invasores vikingos, y aliados circunstancialmente con ellos para lograr la supremacía en las luchas internas. Uno de los destronados en este juego de poder, Dermot MacMurrough, posteriormente sindicado como el traidor más notorio de Irlanda, fue expulsado como rey de Leinster e invitó al rey Enrique II a que lo asistiese en recuperar su trono. La invasión de normandos y galeses de 1170 permitió a Enrique endosarse el título de Señor de Irlanda.
En los doscientos años siguientes los normandos controlaron la mayor parte de la isla. Sin la existencia de un poder central unificado al cual imponerse en forma definitiva, el proceso de dominación se hizo lento y con alternancias. Por una parte, desde 1350, los jefes irlandeses utilizando armas y tácticas de los invasores, comenzaron a recuperar sus territorios. Por otra, la integración cultural de los colonizadores normandos a los celtas y sus costumbres llevó a que se los considerara Hibernis Ipsis Hiberniores [4]. El Parlamento inglés ratificó en 1366 los estatutos de Kilkenny, que en como forma de promover la anglificación de los territorios dominados prohibían la exogamia entre colonos ingleses con nativos irlandeses, el uso del idioma gaélico y sus costumbres.
Edad Moderna y luchas religiosas
Con el ministerio de San Patricio[5] los primitivos habitantes de Irlanda se convirtieron al catolicismo. En 1534 el rey de Inglaterra Enrique VIII al romper con la autoridad del Papa de Roma produce el cisma de la Iglesia de Inglaterra y su separación de los dictámines emanados desde Roma. Los enfentamientos entre ingleses e irlandeses cobran otra intensidad al sumar el elemento religioso a los aspectos políticos y económicos, principalmente el dominio de la tierra, principal recurso y medio de producción, del que los locales se veían desposeídos. La iglesia anglicana trató de imponerse desde el dominio inglés: se prohibió apelar a Roma o hacer pagos al Papa, se suprimieron monasterios y se confiscaron sus propiedades, pero, la mayoría de los habitantes ignoró los cambios y mantuvo su culto católico y la obediencia a la autoridad religiosa del Papa de Roma. María I de Inglaterra, hija de Enrique VIII y que le sucedió en el trono en 1553, era ferviente católica romana y trató de restaurar la vieja religión tanto en Inglaterra como en Irlanda. Estaba convencida que la mejor manera para dominar Irlanda era introducir colonias de ingleses en el país. En 1556 confiscó territorios irlandeses y puso allí colonos ingleses que llevaron con ellos a Irlanda arrendatarios y sirvientes.
Isabel I, la hermana mediana de María I, le sucedió en 1558. Adoptó una actitud más dura, y un grupo de arzobispos y religiosos irlandeses fueron ejecutados. Esta persecución llevó a la unión de los irlandeses y de los anglo-irlandeses que seguían siendo católicos y debiendo obediencia religiosa a Roma; se consolida el espíritu de nación sobre la base de la religión católica romana y el sentimiento antiinglés.
Durante la Rebelión irlandesa de 1641 y hasta la conquista de Irlanda por Cromwel[6] en 1649, dos tercios de la isla estuvieron gobernados por la Confederación de irlandeses católicos, conocida también por Confederación de Kilkenny por haberse gestado en esa localidad. La represión de la sublevación católica ocurrida entre 1649 y 1650 fue de extremada dureza y abrió un abismo entre irlandeses e ingleses.
Con el apoyo de tropas francesas Jacobo II[7] invadió Irlanda en marzo de 1689. El Parlamento irlandés declaró la legitimidad del reinado de Jacobo, no así el Parlamento inglés. En la batalla del Boyne el 1 de julio de 1690, Jacobo y la restauración católica fueron derrotadas. Se refugió en Francia después de la batalla, dejando desprotegidos a sus partidarios. La guerra continuó hasta la batalla de Aughrim en 1691, cuando el ejército católico fue aplastado por los guillermitas, partidarios de Guillermo III de Orange[8].
Jacobo II fue el último monarca católico en reinar sobre lo que sería el Reino Unido. Algunos de sus súbditos sintieron gran desconfianza por sus políticas religiosas y alegaron que había caído en el despotismo, liderando a un grupo de ellos que lo acabaría deponiendo en la Revolución Gloriosa. Fue sustituido no por su hijo católico, Jacobo Francisco Eduardo, sino por su hija mayor y yerno protestantes, María II y Guillermo III, que fueron proclamados reyes en conjunto. Jacobo II, además, fue el último soberano de Escocia en utilizar el título de Rey de los Escoceses. Sus herederos pretendientes al trono, los llamados jacobitas, pelearon por la restauración dinástica por años sin lograrla.
Durante el reinado tranquilo de Carlos II, hermano y predecesor de Jacobo II, se formaron en Inglaterra los dos partidos políticos tradicionales: el conservador (tory) y el liberal (whig), que tendrían gran importancia en la actuación pública de Swift.
Quedan presentados algunos de los elementos históricos y religiosos a los que se refiere la “modesta proposición”.
La política internacional inglesa
Inglaterra basó históricamente su política exterior en la búsqueda de equilibrios dentro de Europa, esto es de no permitir que una potencia se transformara en hegemónica en el continente. Así integró coaliciones para enfrentar a quien se orientara como la más poderosa en el concierto de las naciones europeas. Es el caso de la intervención de Inglaterra en el Guerra de Sucesión a la corona de España, decidida a que el poder de los borbones franceses no se viera incrementado.
Carlos II, último monarca de la dinastía española de los Austrias, murió en 1700 sin dejar descendencia, planteándose el problema de la sucesión al trono en España. En sus últimos días en su afán de mantener la unidad de la monarquía española, Carlos II había designado como su heredero a Felipe de Anjou de la casa de los Borbones franceses, nieto del rey de Francia Luis XIV y María Teresa de España. Otro candidato era planteado por facciones opositoras dentro de la propia corte y en otras sedes de poder europeas: Carlos de Austia, hijo de Leopoldo I y Margarita de España. Ambas alternativas dinásticas crearían un fuerte desequilibrio en Europa.
En 1701 se constituyó la Gran Alianza de la Haya, que en defensa del candidato austríaco agrupó a Inglaterra, Holanda, Austria, Prusia, Portugal y Saboya, así como a los territorios de la corona de Aragón en territorio español.
En 1702 estalló la Guerra de Sucesión que finalizó en 1713 con la Paz de Utrecht, cuyas consecuencias se hicieron sentir en todo el globo (por ejemplo, en nuestro territorio Colonia del Sacramento pasó a los portugueses) y que tienen aún hoy vigencia (soberanía británica en Gibraltar). En virtud de las cláusulas del tratado se reconoció a Felipe V como rey de España y de las Indias españolas y renunció a sus derechos sobre el trono de Francia. Austria recibió las posesiones españolas en Flandes e Italia, salvo Sicilia que pasó a Saboya. Inglaterra fue recompensada con Gibraltar y Menorca , además de ventajas económicas de comercio con las colonias españolas, el monopolio del comercio de esclavos y la cesión de territorios en las Antillas y América del Norte. Inglaterra se convirtió así en la mayor potencia marítima del mundo: nacía el primer Imperio Británico.
Cuando se plantea en el texto que hay quienes abandonan “su querido país natal para ir a luchar por el Pretendiente en España” queda clara la referencia al contexto que había vivido pocos años antes Irlanda como dominio inglés. Queda asimismo en evidencia el papel del lector para el acabado del texto, desde su intelecto y experiencias, tanto individuales como colectivas.
Necesarios apuntes sobre el autor
Jonathan Swift nació en 1667 en Dublín de padres ingleses y que profesaban la religión anglicana; se crió en casa de un tío en la capital irlandesa tras la muerte de su padre y el regreso de su madre a Inglaterra. Después de cursar sus estudios en Kilkenny y en el Trinity College, fue empleado como secretario de su protector Sir William Temple[9] en Inglaterra. Ordenado sacerdote anglicano se hizo cargo de una parroquia en el nordeste de Irlanda. Regresó a Inglaterra a raíz de que una dama de nombre Varina rechazó su propuesta de matrimonio. Residió en la casa de Temple hasta su muerte (1696-1699), período en el que publicó los Cuentos del tonel, alegoría de Swift a las divisiones de la iglesia. El cambio de siglo lo encontró en el puesto de capellán de Lord Berkeley en Irlanda: Allí es donde se instala Stella en 1701 bajo el padrinazgo de Swift, desconociéndose si en efecto se casaron en secreto.
En un momento en que Inglaterra coronaba a un nuevo monarca, la reina Ana, y acometía su participación en la guerra de la Sucesión de España, Jonathan Swift, otra vez en Gran Bretaña, comenzó a escribir artículos políticos bajo el patrocinio del partido whigs.
Pocos años después (1707-1709) habría de enfrentarse al gobierno whig en defensa de la iglesia anglicana de Irlanda. Por aquel entonces entabló sus primeras relaciones con la tercera mujer de su vida, Vanessa, y se produce el giro político que llevó a cabo la Reina en 1710, al destituir a los whigs para otorgar el poder a los tories. Al servicio de los tories Swift publicó en Londres una serie de artículos bajo el nombre de Examiner, indignante traición para su ex-correligionarios whigs. La Reina, escandalizada por el contenido de Cuentos del tonel se opuso a su promoción y el autor se vio obligado a recluirse en Dublín, donde se hizo cargo del deanato de San Patricio. Siete años después, en 1720, emergería nuevamente el propagandista en Swift, esta vez como el Patriota Hibernés[10]. Una de las cartas que escribió en 1724 con el seudónimo de M. B. Drapier constituye uno de los elementos comparativos con el objeto del presente estudio.
En 1725 terminó la obra por la que se le conoce universalmente, Los viajes de Gulliver. Tras una estancia de dos años en Inglaterra marcada por la preocupación por la delicada salud de Stella, que fallecería en enero de 1728, Swift regresó a Irlanda sintiéndose “como una rata envenenada en su agujero”. La obra literaria que sobresale de este período es Una modesta Proposiciónpara impedir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o para el país (1729) en estrecha relación con las Cartas del Tendero, muestras ambas del método satírico.
Jonathan Swift murió en Dublín el 17 de octubre de 1745.
Swift es mundialmente famoso por ser el autor de Los viajes de Gulliver, lo que equivale a decir que se le conoce en todas partes como creador de un célebre "libro para niños”[11] , probablemente la impresión más difundida de la obra es que se trata simplemente de un cuento ingenioso. No obstante, es igualmente presumible que muchos lectores, tras concluir la última página del libro en su versión íntegra, se sientan desconcertados al comprobar lo erróneo que era el prejuicio con el que se habían aproximado a la lectura. Se trata en realidad una crítica mordaz de la sociedad humana. Se argumenta que la etiqueta de "literatura infantil" que se le atribuye frecuentemente a este libro responde a un mecanismo defensivo de la propia sociedad, que pretende disminuir los efectos del análisis recluyéndolo en una categoría menor[12]. Tan pronto como se publicó cayó sobre Swift el estigma de misántropo.
Luego de completar la presentación de otros autores británicos del período y de exponer características de sus obras, retornaremos al análisis de la sátira política de Swift.
Defoe, autor de Robinson Crusoe, su contemporáneo
Daniel Defoe (1660-1731) fue un escritor contemporáneo de Swift, que también dispuso su pluma al servicio de intereses políticos. Fue además agente secreto, censor oficial, periodista y organizador de la campaña antirrevolucionaria, unas veces al servicio de los whigs y otras al de los tories, y críticos lo han considerado el primero en hacer de la literatura un oficio remunerado. Acuciado por las deudas, cargado de hijos, acostumbraba presentar una sinopsis de lo que luego escribiría para suscribir un contrato por adelantado con su editor.
El relato “Las aventuras de Robinson Crusoe”, de 1719, contiene en forma de cronología diaria escrita por él mismo, tal como queda establecido en el epígrafe de la obra: “la vida y las sorprendentes aventuras extraordinarias de Robinson Crusoe de York, marinero que vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada próxima a las costas de América, cerca de la desembocadura del gran río Orinoco; arrojado a la playa a causa de un naufragio en el que perecieron todos excepto él; con el relato de cómo, al final, fue liberado de forma extraordinaria por piratas”.
Según el análisis de Virginia Woolf, la introducción del personaje Crusoe, simple y prosaica: “nací en el año de 1632 en la ciudad de York, hijo de una buena familia”, nos condiciona en nuestras apreciaciones:
Somos empujados sutilmente a considerar todas las bendiciones de la vida de la metódica y laboriosa clase media. No existe fortuna mayor, se nos asegura, que nacer en la clase media inglesa. Tanto los ricos como los pobres son dignos de compasión, porque ambos están expuestos a turbaciones y aflicciones. Lo mejor es el punto medio entre el inferior y el superior, y sus virtudes: templanza, moderación mansedumbre y salud son los más deseable. Era algo lamentable, cuando, por un destino maligno, un joven de clase media era empujado por el ridículo amor a la aventura.
Envuelto en su circunstancia, ese burgués inglés, el hombre por esencia, quedará reducido a un animal en guerra que lucha por su sobrevivencia según Woolf. ¿Qué lugar ocupa la búsqueda metafísica en esa situación? ¿Es que el hombre tiene otros intereses más allá de los asuntos prácticos que le aseguren sobrevivir? Según Woolf la búsqueda de otros puntos cardinales de la perspectiva, _ Dios, el hombre, la naturaleza_ es rechazada con un implacable sentido común.
Dios no existe. El naúfrago describe sus sensaciones durante un terremoto, para confesar posteriormente:
Durante todo este tiempo no tuve ni el menor sentimiento religioso, más que el común “Señor, ten piedad de mí” y cuando todo terminó, esto desapareció.
De su pasado mantiene el tabú ancestral por la ingesta de carne humana y se pregunta la razón que tendría la divinidad de “haber abandonado a una sola de sus criaturas en una inhumanidad tal, en algo que estaba incluso por debajo de la misma brutalidad, como era devorar a los de su propia especie”. La disquisición sobre la existencia de Dios queda postergada por aspectos prácticos, evitando ”especulaciones, por aquel entonces estériles”. Lo que interesa es saber dónde habitan y qué tipo de embarcaciones disponen.
El interés por otros hombres radica en conseguir un salvaje y convertirlo en su criado, un compañero que oficie de segundo, que diga lo que hay que hacer, adónde ir a aprovisionarse y dónde no ir para no ser devorado: “le hice saber que su nombre sería Viernes...también le enseñé a decir Amo, y le hice saber que éste era mi nombre...le enseñé a decir sí y no y a saber su significado”.
La naturaleza, esos “campos adornados de flores y hierba y llenos de bosques frondosos” en los que piensa Crusoe, no existe según Woolf, para ejemplificar que “lo importante de un bosque es que hospeda una gran abundancia de loros a los que pueda domesticar”.
También asegura Woolf que “la muerte no existe”. Lo importante de los muertos a quienes asesinó, es que sus cuerpos “están al sol y dentro de pronto comenzarán a pudrirse”.
Las cosas más simples se vuelven serias en las condiciones de Crusoe, y, al decir de Woolf: “al reiterar que en primer plano no hay otra cosa más que una simple cacerola de barro, Defoe nos convence de que veamos islas remotas y la soledad del alma humana”.
Donne, el poeta metafísico
Antecesor de ambos, John Donne (1572-1631), fue poeta conceptista, prosista, parlamentario y clérigo inglés. Perteneciente a una familia de profundas convicciones católicas recibió educación religiosa. Estudió en las universidades de Oxford y Cambridge donde se retiró sin diplomarse impedido por su condición de católico. Luego de retornar de España e Italia, contrajo matrimonio en secreto con Anne More, hija de su empleador. Cuando trascendió la noticia, John Donne fue encarcelado y perdió el trabajo, viviendo una situación de mucha pobreza. En 1615 se ordenó sacerdote de la Iglesia Anglicana, se reveló como un predicador con grandes condiciones, se doctoró en teología y comenzó a enseñar dicha disciplina. La poesía de John Donne se caracteriza por su notable ingenio, las paradojas, juegos de palabras y sutiles y brillantes analogías. Casi al final de su vida logró el reconocimiento por el que tanto había trabajado, predicó asiduamente en la Corte y gozó del favor real.
En uno de sus más conocidos poemas, del que Ernest Hemingway[13] tomara un fragmento para título de una de sus novelas, Donne se refiere a la soledad del alma humana:
"Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo. Cada hombre es un fragmento del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, tanto si fuera un promontorio, como si fuera la casa de uno de tus amigos o la tuya propia: la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy unido a toda la humanidad, por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti."
La referencia a la isla y el continente, su asimilación al hombre como ser social, tiene su correlato en las obras de Defoe y de Swift en que por sendos accidentes navieros, dos naúfragos se separan de sus sociedades y se encuentran en circunstancias que modifican su percepción del mundo.
La sátira política en Swift
Por origen y por formación, Jonathan Swift pertenece a la clase dirigente protestante, y se considera a sí mismo descendiente de los conquistadores de Irlanda tal y como lo manifiesta en “Una cara a todo el pueblo de Irlanda”, obra en la que distingue entre "the true English People of Ireland" y los irlandeses, y se incluye dentro de los primeros.
Herbert Davis distingue tres etapas en la obra de Swift: “la primera le muestra en relación con su arte y podría ser llamada estética; la segunda en su relación con la sociedad y podría llamarse política y la tercera en relación con la moral y valores permanentes y podría llamarse ética” [14]. En el primer grupo incluye Cuentos del tonel y la Batalla de los libros viejos y nuevos y se caracteriza por la parodia de autores y de textos que Swift rechazaba, y que quedan incluidos en Apology de Cuentos del tonel. Los dos períodos de la actividad propagandísitica del segundo grupo, la sátira política, incluyen la actividad del autor en Londres como tory en el Examiner y desde Dublín en las Cartas del Tendero. Swift abandona la política activa en 1713 y no será hasta 1724 en que aparecerá la primera carta firmada por H.M.Drapier. Entramos en la tercera fase, que Davis llama de sátira moral. Después de publicar Los viajes de Gulliver, es cuando Swift, descartada la política, se dedica a la sátira ironizando por ironizar, sin un propósito práctico concreto. A ese período corresponde Una modesta proposición. Comenta Davis que parece como si, incapaz de influir en el gobierno o de mover a las masas, Swift optara por clamar a la conciencia de la humanidad y dejase a las generaciones venideras la responsabilidad de resolver las injusticias sociales. [15] El estado de ánimo del autor al arribar a Irlanda es, según P.Frédérix, el del personaje Gulliver al volver de su viaje:
Cuando escribo esto hace cinco años que regresé a Inglaterra. Durante el primero no pude soportar la presencia de mi mujer ni mis hijos; su olor solamente me era insoportable, y mucho menos podía sufrir que comiesen en la misma habitación que yo. En la hora presente no osan tocar mi pan ni beber en mi copa, ni he podido permitir que me coja uno de ellos de la mano.
Le retour de Jonathan Swift á Dublin, en septembre ou en octobre 1723, c'est, ne oublions pas, le retour de Lemuel Gulliver dans un monde dont il a éprouvé l'horreur: un monde où règnent les vices, les appétits chaméis, la méchanceté, la puanteur qui caractérisent l’espéce humaine
El regreso de Jonathan Swift a Dublín en setiembre u octubre de 1723, es, no lo olvidemos, el regreso de Lemuel Gulliver a un mundo que ha experimentado el horror: un mundo donde reinan los vicios, los apetitos carnales, la malicia, el hedor que caracterizan a la especie humana
Gulliver en su última etapa del viaje de retorno arribó al país de los houyhnhms una sociedad de caballos inteligentes, donde impera la razón y la justicia. La ironía es que ese mundo feliz está construido por seres que son irracionales en el mundo real y que están enfrentado a los humanos, salvajes y egoístas: los dañinos y destructivos yahoos. La forma de presentar a los opuestos presenta absoluta correspondencia con las alternancias de gigante-enanos y enano-gigantes de los viajes de Gulliver.
La proposición y otros ejemplos
Una modesta proposición es un ensayo satírico en el que Swift plantea resolver el problema la minoridad pauperizada en Irlanda, de campesinos inquilinos que no pueden alimentar sus hijos agobiados por el acoso de propietarios inflexibles y proyecta activar la economía con la fórmula de crianza de niños para el consumo de su carne. Swift buscó exponer ante la sociedad irlandesa las condiciones deplorables de los jornaleros y campesinos de su país. Denuncia desde la sensibilidad y usa el sarcasmo, la ironía y el humor negro como vehículo de transmisión, enunciando una tesis que demuestra por el absurdo: el hambre y la sobrepoblación solucionadas por la vía de la producción de niños para alimentación. La obra se ha convertido en un referente indiscutible del género ensayístico.
Para concluir este trabajo sobre la sátira política de Swift, examinaremos algunos de sus rasgos entresacando pasajes de Una carta a todo el pueblo de Irlanda y Una modesta proposición. Estos escritos siguen un perfecto discurso razonado: visto el estado de cosas, considerandos que se toman en cuenta y medidas a adoptar.
En Una modesta proposición, se comienza exponiendo fríamente la triste situación presente: muchas madres mendigan en irlanda con sus hijos a cuestas; después se prosigue con las ventajas que se desprenderían de la aplicación de la medida que se sugiere: los niños dejarían de constituir una carga para sus padres o para el país, y ya no se cometerían más abortos, ni casos de mujeres “que asesinan a sus hijos bastardos, sacrificando a los pobres bebés inocentes, no sé si más por evitar los gastos que la vergüenza, lo cual arrancaría las lágrimas y la piedad del pecho más salvaje e inhumano”. Resulta similar al estilo y conceptos de lo expresado por Defoe respecto del canibalismo que se alentaría desde la propuesta.
Seguidamente se analiza con crudeza economicista la utilización rentable de los menores que no sirven, siquiera, para robar. Estos razonamientos, muy especialmente lo truculento de la propuesta que se plantea como solución sugieren la crueldad inhumana de quien los concibió, en realidad constituyen una estrategia deliberada según F. R. Leavis, "The Irony of Swift”: la ironía de Swift es esencialmente una cuestión de sorpresa y negación; su función es derrotar a la costumbre, intimidar, desmoralizar. Lo que asume en la argumentación no es tanto una aceptación común del cristianismo como que el lector se avergüence de tener que reconocer fundamentalmente lo no-cristianas que son sus concepciones, motivos, y actitudes. [16]
Aplicado esto a la propuesta, significaría que el redactor, empleando un proceso de lógica irreprochable, lleva hasta sus últimas consecuencias justamente la premisa que quiere denunciar: la finalidad de toda política inglesa en Irlanda consiste en explotar a su pueblo.
Aprovecha la ocasión para anunciar que los católicos, los papistas, de Irlanda están en permanente rebeldía contra el Rey y dirige su sarcasmo y denuncia contra la ausencia de los terratenientes ingleses:
“disminuiría grandemente el número de papistas que nos invaden anualmente, que son los principales engendradores de la nación y nuestros enemigos más peligrosos; y que se quedan en el país con el propósito de entregar el reino al Pretendiente, esperando sacar ventaja de la ausencia de tantos buenos protestantes, quienes han preferido abandonar el país antes que quedarse en él pagando diezmos contra su conciencia a un cura episcopal”
Al tiempo, en Carta a todo el pueblo de Irlanda ridiculiza la moneda que la Corona pretende imponer en Irlanda[17] , temiendo que se soborne a los parlamentarios irlandeses para que la aprueben, con el apunte irónico que todos los cargos codiciables ya se encuentran ocupados por ingleses, “porque un gran número de ustedes es ignorante de los asuntos de su país” y anotando que, aunque hubiese cargos disponibles, su salario sería pagado con ejemplares de esa moneda. Swift adopta un tono didáctico para rebatir los rumores divulgados en Inglaterra según los cuales Irlanda se rebela contra la prerrogativa de la corona, escribe: "para rebelarse contra la Prerrogativa Real, permítaseme explicar a los ignorantes cuál es el significado que la palabra pregorrativa tiene".
La ironía abunda en los dos textos. En Una modesta propuesta se argumenta que al encontrar utilidad en la crianza de los niños “aumentará” el cuidado y la ternura de las madres hacia sus hijosy se admite que si la medida propuesta no convenciera el autor de la misma está dispuesto a admitir otro sistema con la condición que sea “igualmente inocente, barato, cómodo y eficaz”.
¿Qué hace el proponente con las disposiciones sensatas que permitirían combatir la pobreza de Irlanda? Las anuncia al tiempo que las rechaza de plano, en la reafirmación que estamos ante un texto propio del mundo del revés; se cumplen en forma estricta las reglas del silogismo pero se parte de premisas notoriamente falseadas, ni el objetivo de los hombres es el robo ni marchar a guerras distantes, ni la economicista teoría planteada es válida moralmente:
“que ningún hombre me hable de otros expedientes: de crear impuestos para nuestros desocupados a cinco chelines por libra; de no usar ropas ni mobiliario que no sean producidos por nosotros; de rechazar completamente los materiales e instrumentos que fomenten el lujo exótico; de curar el derroche de engreimiento, vanidad, holgazanería y juego en nuestras mujeres; de introducir una vena de parsimonia, prudencia y templanza; de aprender a amar a nuestro país”
Este mismo efecto lo encontramos al comienzo del quinto capítulo de la tercera parte de Los viajes de Gulliver. Se presentaron varios ejemplos para que el lector se convenza de la oportunidad de generalizar que todos los miembros de la Academia de Lagado están dedicados a tareas inútiles, imposibles de realizar en la práctica y al conocer a los que estudian política se expresa así:
“Aquellas pobres gentes presentaban planes para persuadir a los monarcas de que escogieran los favoritos en razón de su sabiduría, capacidad y virtud; enseñaran a los ministros a consultar el bien común; recompensaran el mérito, las grandes aptitudes y los servicios eminentes; instruyeran a los príncipes en el conocimiento de que su verdadero interés es aquel que se asienta sobre los mismos cimientos que el de su pueblo; escogieran para los empleos a las personas capacitadas para desempeñarlos”
Nuevamente, el proceso de ejemplificación y la lógica nos lleva a asumir que los planes de los maestros y estudiantes de las ciencias políticas no son más que “otras extrañas imposibles quimeras que nunca pasaron por cabeza humana”.
Sorprende en este capítulo la originalidad de la máquina con la que se escriben textos en forma automática, a partir de piezas conformadas por trozos de madera (“bits[18] of wood” en el original) a la que se encuentran adheridos papeles en los que “aparecían escritas todas las palabras del idioma en sus varios modos, tiempos y declinaciones, pero sin orden ninguno”. Este dispositivo que conformaba un tablero, al ser operado y dársele vueltas con unos mangos de hierro, cambiaba la disposición de las palabras escritas en los papeles. Un grupo de lectores revisaba el resultado “y cuando encontraban tres o cuatro palabras juntas que podían formar parte de una sentencia las dictaban a los que servían de escribientes”. El profesor a cargo del proyecto tenía varios volúmenes de sentencias cortadas y “pensaba enlazar, para, sacándola de ellas, ofrecer al mundo una obra completa de todas las ciencias y artes”.
La sátira de Jonathan Swift enreda a quien defiende una posición contraria de la del hipotético autor de las cartas y de la modesta proposición, lo atrapa en una telaraña de argumentos. El tendero, al final de una de sus cartas se pregunta como podrá negar el primer ministro inglés que también se opone a la moneda de medio penique, si escribe convencido de que Walpole “tiene la opinión universal de ser un hombre sabio, hábil Ministro, que en todos sus actos persigue los verdaderos intereses del Rey su amo”.
Reflexión final
El mensaje nos llega transmitido mediante la ficción de las memorias de un náufrago y de sus andanzas que lo llevan a recalar en Maldonado[19] entre las exóticas escalas de sus viajes, (en una nueva demostración, si hacía falta, que la lectura pasa por el mundo del lector), de lo que expresa un simple tendero de Dublín y del aporte de un ser anónimo notoriamente preocupado en mejorar las condiciones de sus semejantes.
La sátira critica y demuele al poner en ridículo a quien es objeto del sarcasmo. Ha sido una herramienta utilizada para la difusión de ideas y con la intencionalidad manifiesta de minar la credibilidad de quienes detentaron el poder en los regímenes totalitarios contemporáneos. Que en este caso se tenga un ejemplo de trescientos años que utilice el procedimiento de presentar una propuesta de reactivación económica de un país por la vía de la ingeniería social es doblemente irónico, en la medida que los absolutismos, los totalitarismos y los grandes grupos de poder económico han sido quienes han realizado los más notorios intentos para influir las actitudes populares y el comportamiento social a gran escala, con objetivos diversos: limpiezas étnicas, intervención social, control de los medios de producción, eugenesia, advenimiento del “hombre nuevo” o de la supremacía racial.
“Confirmaron mi vieja observación de que no hay cosa tan irracional y extravagante que no haya sido sostenida como verdad alguna vez por un filósofo”.
Los viajes de Gulliver – Parte III - Capítulo V – Jonathan Swift
Bibliografía
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Deleuze, Gilles (2005) La lógica del sentido PAIDOS: Barcelona
Gispert, Carlos Historia Universal Tomo 2 OCÉANO: Barcelona, España
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Disponible en internet
Swift, Jonathan Una modesta proposición www.ciudadseva.com
Ojeda, César Ramírez, Alejandro (2007) El sentimiento de la humano en la ciencia, la filosofía y las artes EDITORIAL UNIVERSITARIA S.A.: Santiago, Chile http://books.google.com.uy/
Domínguez Caballero de Rodas, Pedro (1993) El patriota hibernés: una aproximación a la sátira política de Jonathan Swift Revista Alicantina de Estudios Ingleses 6, Universidad de La Laguna
[1]Heráclito de Efeso, el Oscuro, filósofo griego siglo VI AC
[2]RAE Real Academia Española www.rae.es
[3] 1133-1189, Rey de Inglaterra, Duque de Normandía y Aquitania y Conde de Anjou
[4]Del latín, más irlandeses que los mismísimos irlandeses
[5]384-461, arzobispo y misionero venido de Escocia, Santo Patrono de Irlanda
[6]Oliver Cromwell, (1599-1658), lord protector vitalicio
[7]Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, (1633 - 1701), fue rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde el 6 de febrero de 1685 hasta su deposición en 1688
[8]Guillermo III de Orange, Rey de Inglaterra de 1689 a 1702 quien estructuró el gobierno parlamentario
[9]Sir William Temple (1628 - 1699), político y ensayista inglés.
[10] Natural de Hibernia, nombre latino de Irlanda, literalmente: tierra del invierno
[11] Domínguez Caballero de Rodas, Pedro (1993) El patriota hibernés: una aproximación a la sátira política de Jonathan Swift Revista Alicantina de Estudios Ingleses 6, Universidad de La Laguna
[12] Ídem
[13] Ernest Miller Hemingway (1899 –1961), escritor y periodista estadounidense, Pulitzer (1953) por El viejo y el mar y Nobel de Literatura por su obra completa (1954)
[14]Herbert Davis, The Satire of Jonathan Swift (Macmillan, 1947), reproducido con algunas alteraciones y omisiones en Herbert Davis, Jonathan Swift: Essays on His Satire and Other Studies (New York: Oxford University Press, 1964) citado por Domínguez Caballero de Rodas
[15]Ídem
[16]Ídem
[17] En 1722 William Wood, tras sobornar a la duquesa de Kendal, amante del rey Jorge I, recibió la autorización real para acuñar la suma de noventa mil libras en monedas de cobre en un período de trece años a ponerse en circulación en Irlanda. Las protestas en Irlanda del sector financiero, de los parlamentarios y de Swift, en Cartas del Tendero, se hicieron sentir.
[18]Bit: trozo, pedazo pequeño; denominación de los dígitos binarios, mínima unidad en informática, en dispositivos digitales y en la teoría de la información
[19]Ver Los Viajes de Gulliver, Parte III, Capítulo VII El autor sale de Lagado y llega a Maldonado y Capítulo IX El autor regresa a Maldonado