Presentaciones y ponencias

Acevedo Díaz y de Viana: dos narradores orientales al servicio de la ideología

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Eduardo Acevedo Díaz y Javier de Viana: dos narradores orientales al servicio de la ideología

La heroica orientalidad recreada en “El combate de la tapera” y “En las cuchillas”

 

Literatura Uruguaya, 2010, CeRP del Este

Como muere un oriental, Juan Manuel Blanes, 1879

Cómo muere un oriental, Juan Manuel Blanes, 1879

 

Tenía un esposo que ardiente amaba,
y un hijo bello que era mi Dios.
¡Ah, qué contenta perdiera el cielo
si yo pudiera ver a los dos!
Una mañana... ¡Maldita sea!
Cuando esta guerra se pronunció,
mi esposo tierno me dio un abrazo,
llorando mucho su hijo besó,
pálido el rostro tomó su lanza.
Montó a caballo triste, y partió.
Aún me parece lo ven mis ojos
de lejas lomas haciendo ¡Adiós!

La loca de Bequeló

Ramón de Santiago (1833-1900)


Índice

 

Introducción. 1

Apuntes imprescindibles sobre los autores. 2

Los cuentos elegidos. 3

El combate de la tapera. 3

En las cuchillas. 5

El relato histórico: instrumento al servicio de la ideología. 6

Conclusión. 7

Bibliografía. 9

 


Introducción

La imagen elegida para ilustrar el presente trabajo de Literatura Uruguaya con el análisis de dos cuentos, El combate de la Tapera de Eduardo Acevedo Díaz y En las cuchillas de Javier de Viana, presenta el cadáver de un hombre en campo abierto tomado desde una posición sorprendente: se encuentra en un plano descendente con la cabeza apuntando al observador. El muerto empuña aún su arma; completan la escena el cadáver de uno de sus enemigos del que se distinguen los correajes del uniforme en la espalda y el de un caballo del que sólo aparece la cabeza orientada hacia el centro de la escena ocupada por los cuerpos cruzados de los dos hombres.

La obra de Juan Manuel Blanes, óleo sobre tela de 101 cm por 81 cm, fechada en 1879, se titula “Cómo muere un oriental” (o "Así muere un oriental") y según las actas de la versión de la sesión extraordinaria de la Cámara de Senadores del 2 de octubre de 1992, fue comprada por el Estado uruguayo en los años finales del siglo XX[1] en U$S 80.000 (ochenta mil dólares).  Aún desde el estatismo de las imágenes se hace evidente la tragedia de los enfrentamientos bélicos. Esas muertes son el resultado de las acciones previas, que desconocemos pero que suponemos, cargadas de bravura y de desesperación.

Blanes, pintor dedicado a la temática de la historia nacional, es conocido como el Pintor de la Patria y reconocido artífice de una iconografía nacional. Como ejemplo, el retrato de José Artigas en la puerta de la Ciudadela es una imagen que el artista recreó luego de estudiar al único dibujo al natural existente del personaje. La seriedad historicista con que realiza su tarea queda demostrada en su correspondencia, buena parte de la cual está destinada a solicitar información minuciosa para documentarse antes de emprender sus cuadros históricos.

En sus palabras:

El artista debe sacar a la superficie las verdades históricas confundidas en el ruido del desasosiego político y social, para hacer con ellas ese arte que no solamente da fe en la historia de las naciones, sino que ha de servir a la moral. [2]

En una época y contexto en que aparecían confusos e imprecisos los sentimientos de nacionalidad, el artista procuró la veracidad de sus reconstrucciones pictóricas imbuidas de finalidad moral e impulso idealista, destinado a sublimar éticamente a los personajes de su representación artística. El pincel de Blanes servía claramente a un propósito que identificaba el discurso que la intelectualidad requería de construir una nación. Los valores morales a los que nos hacía referencia serán plasmados en la tela para ser asimilados en forma icónica por el observador. En el caso de la obra referida en la Guerra del Paraguay, podría serlo en las guerras de independencia, el oriental muere con las armas en la mano y abatiendo a su enemigo. La nación se edifica sobre tierra ensangrentada, la tierra purpúrea que nos legara Hudson, y sobre pilares firmes construidos por su gente, signada por características de determinación, heroísmo y entrega que hacen que todo sea posible, tanto en la inevitable guerra como en la necesaria paz.

De acuerdo a la afirmación de los señores Senadores en la referida versión, la obra fue adquirida por el Estado Uruguayo a cien años de haber sido producida por Blanes. El pintor seguramente hubiera estado satisfecho que su intencionalidad hubiera servido a la consolidación de un sentir nacional y que se mantuvieran vigentes los símbolos  surgidos de su talento.

En las narraciones seleccionadas se presentarán dos episodios bélicos que enfrentan a orientales contra portugueses en uno y a orientales entre sí en el otro. En ambos casos quedará de manifiesto el mismo propósito que expresaba Blanes: la muerte del oriental en combate, penosa como toda muerte, rinde tributo a un ideal que impone el sacrificio con la ofrenda de la propia vida y dignifica al difunto por su entrega a la causa. Los enemigos, con sus notorias ventajas: su marcada superioridad numérica y de recursos, su situación de dominio del campo, su anterior victoria y su previsible triunfo posterior, no harán más que exaltar el sacrificio, tan inútil como enaltecedor, del que muere presentando combate.

 

Apuntes imprescindibles sobre los autores

Ambos autores son exponentes de la intelectualidad uruguaya de fines del siglo XIX, escritores, periodistas y políticos de extracción nacionalista. Ambos intervinieron en insurrecciones contra los gobiernos. Encontramos a de Viana en la Revolución del Quebracho que unificó divisas en el derrotado levantamiento contra Máximo Santos y en los movimientos saravistas contra gobiernos colorados. Acevedo Díaz participa del levantamiento de 1870 con Timoteo Aparicio contra Lorenzo Batlle, de la revolución Tricolor de 1875 que agrupa a militantes constitucionalistas enfrentados a las fuerzas gubernistas de Pedro Varela en el comienzo del militarismo y se alza con Saravia en 1897. Ambos sufren exilios y son electos representantes por su partido en el Parlamento. Ambos son ejemplos de la afirmación que hace Real de Azúa acerca de los orlgenes sociales de los “equipos dirigentes de los dos partidos se reclutaron entre una burguesía media y alta, muy a menudo de composición comercial o militar, de proveniencia española o lusitana y sólo cierta ligerisima preeminencia patricia en el núcleo blanco (si por patriciado entendemos el grupo dirigente de militares y letrados, muy a menudo de modesta condición económica, que actuaron hacia la época de la independencia).”[3]

En el caso de Acevedo Díaz, su alejamiento de las raíces blancas y la vinculación a Batlle y Ordóñez le valdrán el mote de calepino en alusión a un caballo de carreras descalificado por fraude, en una muestra del, a veces sutil pero siempre corrosivo, sarcasmo que la política nacional ha utilizado para encontrar epítetos que denosten al adversario y entre todos ellos en forma preferente y destacada, al que se considera traidor a los ideales.

¿Quién puede caer más bajo? después de ser merecedor de una copla como la que sigue:

Lamas y Saravia / -vidalitay y / Acevedo Díaz

 son los tres valientes / -vidalitayde / la patria mía[4]

dedicada por un autor anónimo a los referentes de la patriada del 97.

 

Los cuentos elegidos

Se  eligió un cuento de cada autor. Los cuentos tienen características similares. Ambos son relatos realistas, realizados en tercera persona por un narrador omnisciente y los argumentos son incidencias de guerras. En el caso de Acevedo Díaz, El combate de la tapera de 1892, orientales se enfrentan con portugueses en una acción que se ubica en un tiempo pasado, lejano para el narrador; en En las Cuchillas escrito por Javier de Viana en 1896, las armas son empuñadas por orientales contra orientales y no se dan referencias concretas del año en que transcurren los acontecimientos los acontecimientos y del que los personajes y los apuntes biográficos del autor pueden permitir determinar.

 

El combate de la tapera

En el cuento se relata el aniquilamiento de un pequeño grupo de orientales por una tropa de portugueses que los perseguía luego de la derrota de Catalán y la posterior retirada en forma desordenada.  Las acciones bélicas comenzaron al anochecer, durante la noche se suceden los enfrentamientos y al amanecer se produce el desenlace: los quince hombres y las dos mujeres del destacamento atrincherado en la tapera yacían muertos, rodeados de cadáveres de soldados portugueses que abandonaron el campo a pesar de la superioridad en número y armamentos, y de la situación de ventaja que tenían.  

El contexto quedó definido en la primera oración: “Era después del desastre del Catalán”.  El relator sitúa al lector en el tiempo.  Primero en la historia.  Se tienen al respecto los antecedentes que han recogido los historiadores de los secuencia de los enfrentamientos que se produjeron como consecuencia de la invasión portuguesa al territorio de la Provincia Oriental, que comenzó en 1816 y culminó con la ocupación de Montevideo en 1820.  Los orientales venían huyendo de la batalla del Catalán, que ocurrió en el actual departamento de Artigas, el 4 de enero de 1817, junto al arroyo de ese nombre.  Las derrotas militares de los orientales ante la superioridad de los ejércitos portugueses en número de efectivos y armamentos tendrían como consecuencia la pérdida de la provincia, el comienzo del fin de la jefatura de Artigas al frente de la Liga Federal y en definitiva, su alejamiento y el exilio al Paraguay. 

En segundo término el relator se sitúa distante del acontecimiento origen del relato:más de setenta años hace”.

A continuación  se indica al lector el momento del día en que se desarrollan los hechos, el atardecer, “Un tenue resplandor en el horizonte quedaba apenas de la luz del día”.

No hay evidencias documentales que los hechos que se describen hayan sucedido efectivamente como episodio de la retirada de los orientales y de la persecución con fines de exterminio de los portugueses. 

Pese a ello, los personajes y las situaciones, el ámbito y la estrategia, los armamentos, los hombres, las mujeres, sus vidas y sus muertes, son posibles y creíbles en el contexto de referencia.  Se cumple así el primer precepto de Dolezel en cuanto a que la ficción descripta fue posible.  El sistema de los mundos, centrado en la esfera ficcional tiene vínculos apretados con los sucesos reales.

A partir del cumplimiento del primer estatuto del modelo, pondremos a prueba el segundo, por el cual el conjunto de los mundos ficcionales es ilimitado y variado al máximo.  La muerte del grupo de orientales en el epílogo de la derrota de Catalán se da con actos heroicos, en lo colectivo y fundamentalmente en lo individual, que convierten el descalabro total en un triunfo parcial de acuerdo al relator.  El último disparo de Cata y su sacrificio tiene múltiples efectos.  Mata al comandante portugués, induce a sus tropas a pensarse rodeadas y las hace perder la situación de ventaja estratégica y huir.  Partiendo de los vínculos planteados entre la ficción y la realidad de los acontecimientos bélicos, este episodio podía haber finalizado con el apresamiento de los vencidos, el degüello de los hombres y la violación de las soldaderas, o el fusilamiento sumario de los dragones y la cautividad, o la liberación de las mujeres, solamente por proponer alternativas también posibles y coherentes con la invención planteada.

En esta elección que realizó el autor se verifica el tercer precepto del modelo de Dolezel según el cual el mundo real accede a los mundos ficcionales.  Participa en su concreción proporcionando los cánones por los que transcurren los primeros de acuerdo al autor, su experiencia y convicciones.  Sin duda las diferencias de actitud de los bandos enfrentados, la clara imagen de uno, defensor de lo propio, y del otro, agresor en suelo ajeno, son expresiones de la perspectiva histórica del autor y, a la vez, su voluntad de forjar opinión y sentimiento de nación en el momento histórico en que escribe el relato de la ficción basada en posibilidades históricas. 

La ficción de transformar para el lector a una derrota inapelable ante la historia en una victoria, ficticia sí, pero perdurable en la memoria colectiva, se corresponde con ese acceso del mundo real en el mundo ficcional que nos plantea Dolezel.

 

En las cuchillas

 –Quiero –dijo penosamente– que entriegue esta divisa a mi hijo, pa que se acuerde’e su padre y pa que cuando sea hombre se la ponga y muera con ella defendiendo su partido...

En el cuento elegido de Javier de Viana narra la persecución, peripecia y muerte de un jefe revolucionario nacionalista por parte de una partida de gubernistas colorados. El narrador se posiciona en una privilegiada situación que le permite describir la determinación de los persistentes perseguidores, las maniobras evasivas del perseguido, los diálogos entre los miembros del equipo de acosadores y los pensamientos del acosado. El término peripecia tiene su justificación en cuanto a que, al igual que el héroe trágico cuya ceguera le impulsa a luchar contra el destino inexorable y en la que el espectador es testigo de su caída, al comienzo el jefe perseguido se manifiesta confiado, amparado en su superioridad de baqueano seguro de dejar atrás a sus perseguidores, hasta finalizar describiendo círculos sin alargar la distancia que lo separa de la partida, pero sin detenerse.

Las acciones se presentan abruptamente sin indicios de antecedentes a las mismas, los que se terminan desentrañando con la lectura. Así el lector conoce que se ha producido la huída desordenada de las fuerzas entre las que revistaba el perseguido. El descalabro en la batalla previa, esa defección que sobrevino a “aquel pánico sin explicación” que se apoderó del ala derecha de sus fuerzas, seguido por “la inmediata derrota, una espantosa derrota”, terminó en el “desbande”, del que el lector es enterado por los pensamientos del que huye en forma solitaria. Los términos empleados: ejército, divisiones, batalla, cargas a lanza, entrevero, dejan en claro que el enfrentamiento está enmarcado en el contexto de una guerra, la golilla blanca del perseguido y las “banderolas rojas” de las lanzas de los perseguidores definen el ámbito de la historia, que queda circunscripto a las guerras civiles entre blancos y colorados que desangraron el país. El agonizante caudillo blanco entregará a su compadre el comandante colorado Laguna “una divisa blanca, amarillenta a causa de las lluvias y los soles, y que en medio llevaba escrito en letras de oro: «Oribe, leyes o muerte»”. Las divisas de los partidos fundacionales del Uruguay surgieron en la batalla de Carpintería en setiembre de 1836 y Manuel Oribe falleció en 1857. El acto de entrega al hijo del caudillo tiene un carácter simbólico de heredarle el mandato que, probablemente, el agonizante haya recibido en su momento de su progenitor. Sin más elementos que los expuestos, fundamentalmente los armamentos y las divisas, los datos biográficos del propio autor y el año de escritura del relato, 1896, el lector puede acotar el período histórico.

Nuevamente, la ficción presentada es verosímil, con suficientes puntos de referencia con la historia documentada como para poder realizar las precisiones anteriores sobre el contexto. Presenta un mundo ficcional posible con vínculos con sucesos reales; la ficción es una de las ilimitadas posibilidades por las que el autor se define desde su actualidad en el mundo real, permeada por su experiencia y convicciones. 

 

El relato histórico: instrumento al servicio de la ideología

 “La historia se escribe por parte de quienes triunfan; los que pierden escriben novelas”. Pepe Botellas (1984) de Álvarez Gardeazábal

En la misma línea con el epígrafe, un proverbio africano afirma: “hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador”.[5] Las narraciones analizadas no son la Historia ni intentan serlo, pero presentan ficciones creíbles al punto de formar opinión en el lector en el sentido de construir o de mantener tradiciones.

Grillo establece que la verosimilitud de las ficciones no hace más que poner de manifiesto que escribir sobre el pasado para hablar del presente dando, en cualquier caso, una interpretación ideológica del suceso narrado.

Por lo tanto constituyen, más que la ficcionalización de la Historia –una de las definiciones posibles de novela histórica– la politización de la misma, casi una declaración de la no-neutralidad de cualquier interpretación y discurso de y sobre la Historia.[6]

En las narraciones que se presentaron, no válidas como documento histórico, la creación literaria conforma relatos que plantean versiones verosímiles de hechos posibles.

Rescatamos al finalizar el capítulo una afirmación extraída del citado trabajo de Grillo en el que conceptualiza la idea del relato histórico en el sentido de establecer:

el género de la novela histórica llega a ser un instrumento al servicio de la ideología del escritor, quien elige y moldea según su necesidad acontecimientos históricos que, en cuanto averiguables, confieren a la novela cierto aire de objetividad.[7]

Actores y políticos de su tiempo, la creación de ambos autores moldeó el ideal de oriental corajudo y heroico.

 

Conclusión

 XLVI

 Se miente más de la cuenta

 por falta de fantasía;

 también la verdad se inventa

 Antonio Machado

 Proverbios y Cantares de Nuevas Canciones

Sin ser de aplicación exclusiva a las perspectivas y posibilidades de un creador literario, la cita de Antonio Machado es apropiada para concluir este análisis.  Machado establece que todo es invención.  Afirma incluso que puede serlo aquello que comúnmente calificamos como verdad, en tanto que es meramente la conformidad de la cosa con el concepto que de ella hacemos en la mente. 

Los cuentos sobre los que se aplicó el estudio de la teoría de los mundos posibles de Dolezel tienen planteos ficcionales realistas.  La invención _esto es el hallazgo, imaginación o creación según la Real Academia Española en la acepción de la obra de un artista_ de las circunstancias y de los personajes supone una elaboración.  En ambos casos es indudable que la invención concibe y describe mundos ficcionales posibles, verosímiles, coherentes consigo mismo y autosuficientes.  Con mayor o menor contacto con el mundo real, no lo precisan para concretarse en la mente del lector.  La disquisición planteada por Barthes si en sentido estricto algo puede ser creado con palabras para ser escrito y optar por la característica de la transitividad o intransitividad del verbo escribir, nos alienta a ahondar en el análisis.

 “Nunca puede saberse quién escribe, si el autor o los personajes que de alguna manera le obligan, el individuo o su experiencia personal, la psicología de la época o, en realidad, la propia escritura, por la simple razón de que ponerse a escribir es renunciar a la individualidad e ingresar en lo colectivo”.

En ambos casos, y desde la intencionalidad ideológica como nos aportaba Grillo, se realizan narraciones que recrean posibles acciones del pasado. En el caso de Acevedo Díaz, partiendo de una verdad histórica incontrastable, la invasión portuguesa y la derrota oriental, como fundamento del relato y apoderándose de ese  contexto,  el narrador describe una escena en forma tan realista en el escenario propuesto que podría suponerse que en efecto sucedió el combate tal como lo propone.  En el caso de Javier de Viana la derrota colectiva y el desbande posterior traen como consecuencia la persecución y muerte de un jefe aislado de sus fuerzas. No se trata de partes de guerra de uno de los bandos, pero, podrían haberlo sido.  Lógicamente en el caso de un informe de la batalla otro hubiera sido el tenor, tal vez más sucinto y desprovisto de descripciones de ciertas emociones.  Estos partes desde el frente tienen muy antiguos antecedentes, considerados algunos de ellos como creaciones literarias.  Por ejemplo en De Bello Gallico de Julio César, el autor relata la conquista de las Galias en el siglo V AC por las legiones romanas bajo su mando.  Cuánto de ficción y cuánto de realidad contiene un texto en el que el propio general narra sus victorias en tercera persona corre por cuenta de los historiadores develarlo. 

Este tipo de planteamientos ficcionales realistas podrán resultar una evidente apología de una persona (César) o de una incipiente nacionalidad (la oriental) o de un bando (los blancos), o ser confundida con una verdad histórica.

Invenciones todas al decir de Machado, podemos acotar.  Machado también y nuevamente acierta.


Bibliografía

 

ACEVEDO DÍAZ, Eduardo El combate de la tapera en Muerte al invasor, Enciclopedia Uruguaya, ARCA SRL: Montevideo, Uruguay, 1971

REAL DE AZÚA, Carlos, Partidos políticos y literatura en Uruguay en Escritos, Arca: Montevideo, 1987

GALEANO, Eduardo, El libro de los abrazos, Ediciones del Chanchito: Montevideo, 1989

PELUFFO, Gabriel Historia de la Pintura Uruguaya Tomo 1, Banda Oriental: Montevideo, 1986

 

Disponible en internet

 

GRILLO, Rosa Maria, Francisco del Puerto, Aguilar y Guerrero, tres náufragos entre la palabra y el silencio, América sin nombre: boletín de la Unidad de Investigación de la Universidad de Alicante "Recuperaciones del mundo precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano", 2007

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2756140

 

VIANA, Javier de En las cuchillas en Gurí

http://lamochila.espectador.com/lamochila2.php?m=amp&nw=NzMx

 



[1] Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores http://sip.parlamento.gub.uy/sesiones/AccesoSesiones.asp?Url=/sesiones/diarios/senado/html/19921002s0043.htm.

De acuerdo a declaraciones que figuran en http://www.espectador.com/noticias/213918/brou-la-defensa-del-patrimonio-nacional-no-puede-estar-sujeta-a-rentabilidad-privada, la referida obra está ubicada en el despacho de la Presidencia del BROU

En la publicación de diciembre de 2018 se coincide con la ubicación de la obra  https://marcapaisuruguay.gub.uy/brou-exhibio-54-obras-de-arte-de-su-destacado-acervo-institucional/

[2] Peluffo, Gabriel Historia de la Pintura Uruguaya, Montevideo, Banda Oriental, 1986, tomo I

[3] REAL DE AZÚA, Carlos Partidos políticos y literatura en Uruguay en Escritos, Montevideo, Arca, 1987

[4] REAL DE AZÚA, Op. Cit.

[5] Citado en GALEANO, Eduardo, El libro de los abrazos, Ediciones del Chanchito: Montevideo, 1989

[6]GRILLO, Rosa María, Francisco del Puerto, Aguilar y Guerrero, tres náufragos entre la palabra y el silencio, América sin nombre: boletín de la Unidad de Investigación de la Universidad de Alicante "Recuperaciones del mundo precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano", 2007

[7]GRILLO, Rosa María, Op. Cit.

 

desde Maldonado, Uruguay